domingo, 12 de noviembre de 2006

...y pasa lo que pasa....

No siempre actuamos como nos gustaría y a veces las cosas se nos van de las manos. No me considero una persona que se enfade (de verdad) muy a menudo, soy más bien de típicos enfados pasajeros que se van tal y como llegan, casi sin que me de cuenta. Pero cuando grito, vacilo, voceo, “bordeo”, chuleo…es porque algo dentro de mí ha dicho… ¡bah! paso de controlar más, vamos a ver que pasa…y claro, pasa lo que pasa, que me reconozco, pero no me gusta lo que oigo, pero aún así la fiera que llevo dentro se encuentra a sus anchas y claro, a ver quien consigue calmarla y callarla y meterla de nuevo en su redil…
Llevo cerca de dos horas en la cama, dando vueltas, y también dándole vueltas (este sí que es un feo defecto) y soy incapaz de dormir, porque sé que lo he hecho mal, que me ha podido mi yo más instintivo y que él no se lo merecía, pero…a veces, casi sin darnos cuenta alguien cruza una línea imaginaria que tenemos en la mente y nos sentimos atacados, agredido, y lo peor, muy ofendidos. Y claro, tenemos que defendernos, sin saber muy bien de qué o porqué.
Cuando me pasa esto, cada vez menos, pero me pasa, después me siento como cuando haces algo feo, muy feo en tu casa, y tu madre te castiga sin salir del cuarto y sin juguetes, y te quedas tumbada en el suelo, mirando al techo y a las paredes, sin saber qué hacer, y sabiendo que lo único que puede arreglar el desaguisado es un lo siento, que nunca llega a tiempo y que es la palabra más fea y difícil de pronunciar. Difícil porque se sabe que no se arregla nada, y fea, porque antes deberíamos pensar (aunque hable en plural me refiero única y exclusivamente a mí, y solo a mí) en no hacer aquello de lo que después vayamos a arrepentirnos, aunque sea un arrebato, aunque nos hayan tocado la fibra, aunque tengas la sensación de que vas a explotar…hay que hacer ver al resto, en especial a aquellos que nos rodean, que no somos animales, que somos capaces de controlaros.
¡Qué bien suena todo esto! Me encanta como queda escrito, creo que he elegido las palabras adecuadas, el tono acertado, las formas verbales correctas…pero que complicado es ponerlo en práctica, que dura es la realidad cuando alzamos la vista del papel y vemos cómo las cosas se han estropeado, aunque esta no es la palabra adecuada, más bien diría ennegrecido. Es duro pasar una noche en vela, sentada delante de un ordenador porque sabes que aunque creías haber actuado bien, no es así, que hay formas y formas y que no debes justificar el mal tono con nada, puesto que no es justificable.
Estoy desahogada, la verdad, pero no creo que reconciliar el sueño sea tan fácil como escribir unas líneas, porque en esta ocasión escribirlas no ha sido más que volcar mi corazón sobre el teclado y dejar que él solito escriba. Veremos que me depara el sueño…y el día de mañana.

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1 comentario:

Cvalda dijo...

Todos tenemos que desahogarnos de vez en cuando...lo malo es que solemos hacerlo con quien no debemos y por la tontería más grande. ¡Ánimo para sobrellevarlo! Y para decir lo siento...