viernes, 13 de julio de 2007

Hipocondría

El dolor se presentó de improvisto a las cinco y media de la mañana. Nacía en la misma boca del estómago, donde se acumulan problemas y tensiones. Era tan fuerte que me despertó, aunque tardé varios segundos en darme cuenta de que el dolor era real y no fruto de mi sueño, que era raro como todos los que tengo últimamente.

Inmóvil en la cama, sin apenas poder respirar, sola en mi casa, me puse a pensar en cómo actuarían los chicos de Anatomía de Grey o mi amado doctor House ante un hecho así, Lo reconozco, soy una fan de estas series de médicos donde todos son muy listos y muy guapos y además muy divertidos.

Como yo de medicina ni idea, pero hipocondríaca soy un rato, me arrastré hasta mi ordenador para buscar, en el maravilloso mundo de la World Wide Web la solución a mi dolor estomacal.

Y lo que encontré aumentó mi hipocondría y mi desesperación: todos los síntomas apuntaban a una úlcera sangrante, jodida y de consecuencias fatales en el paciente, que debía ser atendida de manera urgente por un facultativo de la medicina de los de verdad.

Sin embargo, ante mi imposibilidad de desplazarme al hospital y, aún más importante que esto, mi pequeña gran fobia a los hospitales, a su olor, a sus pasillos interminables y a las batas blancas (que en la pequeña pantalla están geniales pero en la vida real cuanto más lejos del médico mejor), decidí tomarme un antiácido y continuar durmiendo.

Cuanto mal me están haciendo tantas series médicas….por si mi paranoia fuera poca, ahora además tengo dolores auténticos que espero, no vuelvan a repetirse.

1 comentario:

Cvalda dijo...

Ay madre...¡cuidate! Hay veces que los hospitales son necesarios, y no tienen porqué ser malos :P Eso sí, lo de los médicos guapos lo dejan para la tele, jeje.