lunes, 5 de febrero de 2007

Soñando...

Cuando me levanté esta mañana noté enseguida que algo no era como siempre. Como soy tan miedosa decidí no abrir los ojos hasta que mis manos tocaran la colcha y el escritorio y saberme segura en mi cama. Pero cuando saqué la mano de debajo del edredón mi mano se topó con algo húmedo y un poco frío alrededor.
Superando mi miedo, abrí primero un ojo y después el otro, para tener que cerrarlos inmediatamente después porque el sol me deslumbraba.
Volví a intentarlo, esta vez tapándome un poco la vista de la luz. Me incorporé lentamente y miré a los lados de lo que hasta ese momento yo creía que era mi cama.
No sabía como, pero ya no estaba en mi habitación, sino en el centro de un inmenso prado que nunca antes había visto. Era un prado enorme, muy verde, con alguna que otra florecilla suelta salpicando el manto de morado o de rojo.
Nunca había estado ahí, ni siquiera en sueños. Era como estar dentro de un cuadro, una fotografía o una película de dibujos animados. Era demasiado perfecto para ser real. Me pellizqué mientras miraba con los ojos como platos para comprobar que estaba despierta de verdad, que había oído el despertador y que ya me había levantado y que en vez de en mi cuarto, mi cama se había trasladado a este lugar.
El pellizco me dolió y entonces decidí echar a caminar, porque el sitio era tan idílico que no pensé que pudiera pasarme nada malo.
Mis pies sintieron la humedad de la hierba que me hacía cosquillas entre los dedos, el viento acariciaba mi cara y mi pelo. No se oía más que el rumor del aire y el trino de los pájaros.
Anduve durante mucho tiempo, no sabría decir cuanto y el prado era interminable. Era como estar en el mar y mirar hacia el infinito, pero en vez de un horizonte azul todo era verde.
Aunque seguía sin saber muy bien como había terminado allí, terminé por dejar de hacerme más preguntas y disfrutar del silencio y de la belleza de los colores.
Me tumbé sobre la hierba y dejé que el olor a tierra mojada me impregnara los huesos y la piel, que las hormigas corretearan libremente por mis brazos y mis piernas, que las flores crearan guirnaldas entre mi cabello…
Me quedé dormida escuchando el viento a mí alrededor…
Cuando me desperté de nuevo noté enseguida que algo había cambiado. La luz del sol se colaba entre la persiana y los ruidos de los coches llegaban a mis oídos. Asustada, porque siempre he sido muy miedosa, decidí tantear con una mano qué me encontraría fuera de la cama: la superficie dura del escritorio, el vacío debajo de la cama…
Decidí no abrir los ojos. Me di la vuelta e intenté regresar a aquel maravilloso lugar en el que minutos antes me había despertado. Si lo encontraba, me dije a mí misma, no volvería a salir.



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4 comentarios:

Cvalda dijo...

Qué susto, al principio pensé que te habrías meado..XD Esos sueños son los mejores, pero qué fácil es salir de ellos, y que difícil encontrarlos otra vez en la parcela de lo soñado...

Mathieu Saladin dijo...

Yo había creido por un momento que era un relato porno.
Yo creo que los sueños es nuestra verdadera realidad y nuestra vida es un sueño.

Placiplóstilus dijo...

Jus, pues yo primero pensé que habías fumado algo, pero luego empecé a pensar en el olor de la hierba recién cortada y me apetece soñar con algo asi...

(Que llevo tiempo leyendote pero no me animaba a escribir)

Anónimo dijo...

Un día soñando en un sueño soñé, que estaba soñando contigo, soñar con hacerte el amor y soñé que no estaba dormío, sueño que sueño, piel con piel, calor con calor... cuerpo con cuerpo... y aquel color de tu pelo y tu piel a la vez, aún despierto y recuerdo... Si algún día yo vuelvo a soñar intentaré, seguir con lo mismo y diez minutos antes de dormir yo estaré... Siempre que quiera contigo, siempre que tú quieras...

jijiji!MuchachitoBomboInfierno...

[Ay!Olga... que profunda eres, jobarrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr]